En este 1º de mayo, Día Internacional del Trabajo, queremos en primer lugar hacer un homenaje a todos los trabajadores y trabajadoras que, durante estos dos años de pandemia, han estado prestando sus servicios de forma incansable para hacer que nuestra vida fuera lo más parecida posible a la etapa anterior a la aparición del covid-19. Ahora que, gracias al éxito de la vacunación masiva, empezamos a convivir con el virus y a recuperar la actividad económica y social casi con total normalidad, creemos que es imprescindible reconocer y no olvidar la labor de tantas personas que pusieron en riesgo su salud y su vida para que el resto del país siguiera adelante.
En este año 2022, y pese a la situación de incertidumbre generada por la guerra de Ucrania, acción que condenamos enérgicamente y por la que mostramos nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano, podemos decir que los trabajadores y trabajadoras de nuestro país disfrutan hoy de mejores condiciones laborales que hace dos años. Hemos atravesado por circunstancias excepcionales y el Gobierno de España ha sabido responder, protegiendo a nuestros trabajadores y trabajadoras para que nadie se quede atrás.
En este sentido, la aprobación de la reforma laboral ha supuesto un salto cualitativo en la calidad del empleo de nuestro país, no sólo porque por fin hemos dejado atrás los desequilibrios en las relaciones laborales que ocasionó la reforma laboral del PP, recuperando derechos que habían sido arrebatados, sino también porque se apuesta de una vez por todas por la contratación indefinida, limitándose la contratación temporal sólo para circunstancias puntuales. Gracias a esta apuesta por la estabilidad en el empleo, cerca de 13 millones de personas en nuestro país trabajan hoy con un contrato indefinido, según los últimos datos de la EPA, lo que supone la cifra más elevada de la serie histórica.
Además, tras el fin de la pandemia, la recuperación de la actividad económica se está traduciendo en un enorme dinamismo del mercado laboral, superándose la barrera de los 20 millones de ocupados. Es justo reconocer que no hubiera sido posible llegar a esta cifra sin el esfuerzo que ha realizado el Gobierno a lo largo de toda la crisis sanitaria, aprobando medidas para proteger el empleo y ayudas a los diferentes sectores económicos. Es en este momento cuando podemos apreciar la importancia que los ERTE han tenido durante todo este proceso, no sólo para garantizar las rentas a una parte importante de la población en los momentos más complicados, sino también una vez que ha pasado lo peor de la pandemia, para volver a un mercado laboral que tiene músculo para encauzar la recuperación
Igualmente, debemos poner en valor la labor de los agentes sociales durante estos dos años de crisis económica, ya que han demostrado un ejercicio de responsabilidad y altura de miras cuando más necesario era. Los seis acuerdos sociales para la defensa del empleo, firmados por las organizaciones sindicales y empresariales junto con el Gobierno, han puesto en evidencia una vez más que las medidas que nacen con acuerdo son las que producen los mejores resultados. Es por ello que consideramos que el consenso con el que ha nacido la reforma laboral permitirá que ésta desarrolle unos magníficos resultados, como los que ya estamos viendo.
También en este año 2022 se ha logrado otro hito para el conjunto de trabajadores y trabajadoras, como ha sido la subida del SMI hasta llegar a la cifra de 1.000 euros mensuales. Con este nuevo incremento nos acercamos cada vez más al objetivo de lograr alcanzar al final de la legislatura un SMI que llegue al 60% del salario medio en España, tal y como se contempla en la Carta Social Europea. Tanto la subida del SMI como la revalorización de las pensiones conforme al IPC, son medidas de justicia social que buscan avanzar en la cohesión social, en un momento el que la incertidumbre del panorama internacional puede afectar especialmente a los sectores sociales más vulnerables.
Pese al clima de optimismo que la mayoría de indicadores económicos nos ofrecían durante los primeros meses del año, la guerra de Ucrania, que ya ha superado los dos meses de duración, supone una nueva prueba para el conjunto de Europa y para nuestra economía. Como ya ocurrió en los momento más duros de la pandemia, el Gobierno ha puesto todos sus esfuerzos en elaborar un conjunto de medidas que sirvan para luchar contra las consecuencias económicas y sociales del conflicto, y en concreto para hacer frente al aumento de la inflación y al incremento de los precios energéticos. La convalidación del Plan de respuesta al impacto de la guerra, es esencial tanto para sostener a nuestro tejido productivo frente a este shock como para ayudar a las familias. Por eso agradecemos el apoyo de los grupos políticos que han votado a favor de la norma, anteponiendo el sentido de Estado y la responsabilidad con la sociedad a los fines partidistas.
Paralelamente a este Plan de Respuesta, el Gobierno quiere impulsar un Pacto de Rentas junto con las organizaciones empresariales y sindicales, para evitar que nuestra economía se vea afectada por una espiral inflacionista. Esta medida, junto con el reconocimiento en el seno de la Unión Europea de la excepcionalidad ibérica de España y Portugal en el ámbito energético, ayudarán a que poco a poco la inflación pueda volver a niveles más razonables, empezando por el importe de la factura eléctrica y de gas que están soportando en los últimos meses tanto empresas como hogares.
Quedan muchos retos pendientes para los próximos meses: la aprobación del Estatuto del Becario, la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre trabajo doméstico, en la línea de seguir dignificando las condiciones de trabajo de las personas trabajadoras, y seguir avanzando en la Componente 23 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, con el objetivo de modernizar y hacer más inclusivo nuestro mercado laboral. Una vez más, los y las socialistas seguiremos celebrando el 1º de Mayo con el compromiso seguir trabajando para lograr más y mejor empleo.
¡VIVA EL 1º DE MAYO!
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